jueves, 7 de marzo de 2013

Y colorín colorado, este búho está acabado

Hoy también llueve en Madrid.

Llevamos varias semanas plagadas de días grises, lluviosos, tristones, perfectos para buscar un poquito de alegría en el color. Creo que es un buen día para presentaros al búho Marco Polo.

A todos nos anima el color, ¿verdad? Como no soy experta en cromoterapia, y sólo puedo hablar por mi experiencia, os diré que Marco Polo es la mejor compañía para estos días donde parece que la melancolía invade cada rincón.

¡Manos a la obra!
 
Lo primero, elegí colores alegres.


Lanas Phildar Cotton, Catania y DMC Nature


Fijándome en los colores de un búho similar que encontré por Pinterest, me basé en los mismos tonos para no caer en la tentación de crear un amigurumi más propio de Ágatha Ruiz de la Prada.




Hay quien en la página de facebook de "Y a mí qué gurumi" sugirió que estas alas eran más propias del vestuario de un espectáculo de Norma Duval, ejem ejem...
 












Por Norma
(Superado el flashback a los años 80, mejor sigamos a lo nuestro...)
 

Marco Polo empezó a tomar forma, aunque todavía tenía poco de búho.









Seguimos creciendo a lo alto (y también a lo ancho), ¡¡¡a este búho parece que le gusta mucho el picoteo!!!
¡Ay madre! no había forma de reducir la anchura! (esto es lo que pasa cuando una empieza a trabajar a ojo).











Varias vueltas más tarde, Marco Polo asomaba como ese colorido búho que ha robado el corazón de tantos y tantas.













Una vez terminado, ¡¡¡¡os presento a Marco Polo!!!!




 


Después de tanta sesión de fotos, Marco Polo quiso salir de las cuatro que lo separaban del mundo exterior y descubrir la luz natural del sol, porque aunque lo intentó, las plantas de interior nunca llegaron a satisfacerle.



Marco Polo posando bajo la protección de una planta natural de interior iluminada por luces fluorescentes


Puso rumbo a la estación de tren más cercana y sólo se bajó una vez que la ausencia de nubes le permitió disfrutar del cielo raso (contra todo pronóstico, lo encontró poniendo rumbo al norte). Al abrirse las puertas de par en par, Marco Polo voló hacia el andén, donde pidió a unos sorprendidos pasajeros que le sacaran una foto a modo de recuerdo.


Y ya que estaba descubriendo cosas nuevas, ¿por qué no probar ese elixir amarronao que parecía satisfacer el gusto de tanta gente a cualquier hora del día?

Marco disfrutando de un cortado en uno de los cafés más emblemáticos del norte


- Marco, como sigas sorbiendo el culín de todas las tazas que encuentres, no vas a dormir en días.
- Soy un búho, y a mí... ¿qué gurumi?

 
¿Os sentís más animados ahora? ¿A alguien le han entrado ganas de tomarse un café?



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